20 mayo, 2024
de Yolanda Castaño | Inéditos, Traducciones
Versiones del gallego al castellano de la propia autora.
Carta al hermano
No aprendemos, Alberto;
la luna nueva le fue a alguien esta noche con el cuento
de que hay quien tiende a colocarse en la guardia de delante
en parte para poderse proteger.
Fui más alta que tú durante años;
qué bien hiciste cardando tus cuerdas vocales como en un trueno.
Hasta los hijos únicos necesitan un cutter
para descoser el pegamento de los álbumes familiares.
Para cuánto más.
No es fácil heredar zapatos
y despegarles de las suelas las pisadas.
Con todo siempre hemos custodiado un cierto parecido,
al fin y al cabo ambos soñábamos con tener coche, ladrar,
dormir a horas mal vistas y que las
noches se filtrasen por nosotros hasta bien tarde.
Mamá y papá tuvieron que acostumbrarse a
recogernos utopías y blasfemias por la casa como si fueran pétalos.
Necesitábamos comprobarlo por nosotros mismos.
Apearnos de las chaquetas, frases hechas y apellidos.
Salir a encontrar aquella parte de nuestro cuerpo
que vivía en la espesura, donde nadie había mirado.
También somos los pedazos que no remontan venas arriba.
Como cuando nos marchamos de su casa y descubrimos
otras órbitas: horas feroces, sábanas violetas, vinagre
de manzana.
Esas flores de liquen blanco que crecen sobre los grifos.
Alberto, la gente no lo dice, pero en el fondo
aman los grilletes, nosotros en cambio
queríamos nadar, sacudir el tiempo, queríamos levantar
nuestra propia disciplina.
Nos dijeron que si arábamos la decepción con mucho esfuerzo
podría dar una col que nos cubriese de la intemperie.
No sé cómo pudimos tragarnos
la inhábil épica del trabajo, Alberto.
O será apenas que el mundo está simplemente cambiando.
Mamá y papá tuvieron que acostumbrarse,
acabamos estabulando a esa bestia en nuestras casas
y de unas ubres tan pobres tampoco salía gran cosa.
Pertenecían a otros y era tarde. Nosotros
llevábamos ya los anticuerpos.
Alberto: cuando sujetaste el cielo con las manos
nadie estaba mirando.
Las venas de los brazos tiraban
y un estruendo desde las alturas.
El solo del interlunio del front man:
Cuando te mantuviste en pie con todo encima
nadie alrededor miraba.
Mucho más alta que tú no lo fui por tanto tiempo.
Sé bien que tu propia médula también te la trenzaste
con cadenas de ADN, líneas de horizontes
y de tus cuerdas vocales el pentagrama revuelto.
Todo lo que buscábamos era la maleza del camino,
la misma sabiduría que guarda la piel del hipopótamo:
de vez en cuando hay que enfangarse para poderse refrescar.
El templo de la independencia se parece a un zigurat;
en su cima hay esquinas de sobra
para reunirnos los cuatro.
Corre aún un torrente genuino a pesar de los anticuerpos.
Nos sentaremos a rebañar la miel de los más inútiles viajes.
Tenemos que admitir que, en instantes, todo cuanto deseábamos fue nuestro.
El foco trasero de la fantasía, algún motín, músculo y canto.
Nosotros somos
sucios y valientes, somos
los mejores enemigos de nosotros mismos.
Sólo queríamos capacidad
para tener capacidad, un poco de sol, un grito,
libertad para equivocarnos, Alberto,
libertad para equivocarnos.
Carta ao irmán
Non aprendemos, Alberto;
a lúa nova foille a alguén co conto esta noite
de que hai quen tende a se colocar na garda de diante
en parte para se protexer.
Eu fun máis alta ca ti durante anos;
que ben fixeches cardando as túas cordas vocais coma nun trono.
Ata os fillos únicos precisan dun cutter
para descoser o pegamento dos álbums familiares.
Para canto máis.
Non é doado herdar zapatos
e despegarlles das solas as pegadas.
Así e todo sempre custodiamos un certo parecido,
ao fin e ao cabo os dous soñabamos con ter un coche, ladrar,
durmir a horas malvistas e que as
noites se filtrasen por nós abaixo ata ben tarde.
Mamá e papá tiveron que afacerse
a recollernos utopías e blasfemias pola casa coma se fosen pétalos.
Necesitabamos comprobalo por nós mesmos.
Apearnos das chaquetas, frases feitas e apelidos.
Saír a encontrar esa parte do noso corpo
que vivía na espesura, xusto onde ninguén buscara.
Tamén somos os anacos que non remontan veas arriba.
Como cando marchamos da casa deles e descubrimos
outras órbitas: sabas moradas, horas feroces, vinagre
de mazá.
Esas flores de lique branco que medran na superficie das billas.
Alberto, a xente non o di pero no fondo
aman os grillóns, pero nós
queriamos nadar, sacudir o tempo, queriamos levantar
a nosa propia disciplina.
Dixéronnos que se sachabamos na decepción con moito esforzo
podería medrar de aí unha col que nos cubrise da intemperie.
Non sei como puidemos tragar
a inhábil épica do traballo, Alberto.
Ou será apenas que o mundo está simplemente cambiando.
Mamá e papá tiveron que afacerse,
acabamos estabulando esa besta nas nosas propias casas
e dunhas ubres tan pobres tampouco saía gran cousa.
Pertencían a outros e era tarde. Nós
xa mamaramos anticorpos.
Alberto: cando suxeitaches o ceo coas mans
ninguén estaba mirando.
As veas dos brazos turraban
e un balbordo dende as alturas.
O solo do interlunio do front man:
Cando te mantiveches en pé con todo enriba
ninguén ao teu redor miraba.
Moito máis alta ca ti non o fun por tanto tempo.
Sei ben que te trenzaches a túa propia medula
con cadeas de adn, liñas de horizontes
e das túas cordas vocais o pentagrama revolto.
Todo canto procuramos era a maleza do camiño,
a mesma sabedoría que garda a pel do hipopótamo:
hai que se enzoufar na lama de cando en vez para refrescar.
O templo da independencia aseméllase a un zigurat;
no seu cumio hai abondo esquinas
para reunírmonos os catro.
Aínda corre un torrente xenuíno a pesar dos anticorpos.
Sentarémonos a repañar o almibre das máis inútiles viaxes.
Temos que recoñecer que, en intres, todo o que desexamos foi noso.
O foco traseiro da fantasía, algún motín, músculo e canto.
Nós somos
sucios e valentes, somos
os mellores inimigos de nós mesmos.
Só queriamos capacidade
para ter capacidade, un pouco de sol, un grito,
liberdade para equivocarnos, Alberto,
liberdade para equivocarnos.
La rueda de la fortuna
Hay mujeres a las que, con el lucero de cada día veintiocho,
les baja un caudal de liquidez a sus cuentas,
endometrio o salario,
una bendita
hemorragia de billetes.
A mí, en cambio, me chorrea
una gravosa hipótesis
–cada ciclo menstrual es una inútil nostalgia–
se me abre un collar de diminutos abortos
este no, este tampoco, ni este otro, ni este…
todos esos gérmenes haciendo turno para precipitarse
intentando morir y no les cuesta
mis embrionarios fracasos, yo
hago un nido para acurrucármelos
me quedo a solas y, en bajito, les susurro a mis ovarios:
¿no podéis
segregar
algo más productivo?
Me trago una pastilla
y corro a abusar de mí misma.
A roda da fortuna
Hai mulleres que, co luceiro de cada día vinte e oito,
báixalles un caudal de liquidez ás súas contas,
endometrio ou salario,
unha bendita
hemorraxia de billetes.
A min, porén, píngame
unha gravosa hipótese
–cada ciclo menstrual é unha inútil nostalxia–
ábreseme un colar de diminutos abortos
este non, este tampouco, nin este outro, nin este…
todos eses xermes facendo quenda para precipitarse
intentando morrer e non lles custa
meus embrionarios fracasos, eu
fa*go un niño para me recostar con eles
quedo a soas e, en baixiño, besbéllolles aos meus ovarios:
non podedes
segregar
algo máis produtivo?
Trago unha pastilla
e corro a abusar de min mesma.
* Poemas pertencentes a Materia (ed. bilingüe gallego-castellano, Visor, 2023), que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2023.
Yolanda Castaño / Santiago de Compostela, España, 1977. Poeta, editora, traductora, ensayista y gestora cultural. Dirige su propia Residencia Literaria en A Coruña, además de talleres de traducción poética, festivales de poesía y ciclos mensuales de lecturas, siempre con poetas gallegos e internacionales.Ha publicado siete libros de poesía en gallego y castellano (en Visor Libros), volúmenes en inglés, francés, italiano, catalán, serbio, esloveno, macedonio y armenio, además de poemas sueltos en otras treinta lenguas. Es también autora de siete poemarios para público infantil y de obras firmadas como editora y estudiosa de la poesía gallega, además de biógrafa y traductora de poetas. Premio Nacional de Poesía 2023, dos veces Premio de la Crítica Española, Premio de la Cultura de Galicia 2023, Premio Espiral Maior, Premio Fundación Novacaixagalicia, Premio Miguel González-Garcés, Premio de Ensayo Ramón Piñeiro, Premio Ojo Crítico (mejor poemario joven de España), Premio Estandarte al mejor poemario en España 2020, “Gallega del Año” 2023 y Autora del Año para las Librerías de Galicia. Su más reciente título es la edición bilingüe gallego-castellano de Materia en Visor (2023), cuya edición original obtuvo el último Premio Nacional de Poesía.
Yolanda Castaño